¿Pulseras que salvan vidas?

En Chihuahua, en los últimos 4 años, fueron asesinadas más de 1,000 mujeres (INEGI).  Lucero Rubí Pérez Cisneros, madre de dos adolescentes y trabajadora de una lavandería,  fue una de ellas. En 2010, inició una relación sentimental con Carlos Peña Olivas, un tipo romántico que le mandaba mensajes cursi-amorosos, de esos que nos gustan a muchas mujeres. Todavía después de su muerte, se leía en su celular los primeros coqueteos de él

Siempre te voy a amar, y cuidar, y proteger” “Que bonita andavas (sic) ayer” “Cuando veo tu foto le doy besos”.

El celular de Lucero revela también que Carlos –como sucede con muchos hombres violentos-  era además controlador y sumamente celoso, aún de sus amigas. “Eso siempre me molesta de ti, a tus amigas, reynas (sic) y a mi pa´la chingada (sic)”. Las amenazas subieron de tono:

Por mi madre que me la pagas, es mejor que me marques o voy a hacerte una pendejada. Te va a llevar la verga”,

Él la golpeó brutalmente y ella terminó de inmediato la relación.  Lucero confió en las instituciones y fue una de las más de 730,000 mujeres que han acudido al ministerio público en México[1] a  denunciar a sus  parejas o exparejas por violencia.

Como sucede con la mayoría de estos casos, la Fiscalía General de Justicia de Chihuahua no investigó, ni le brindó protección.  Días después de la denuncia, él quemó la casa donde Lucero vivía. A pesar de haber perdido absolutamente todo (documentos de sus hijos, muebles, fotografías, ahorros), regresó una vez más a la Fiscalía a denunciar los hechos e incluso, en su desesperación llamó a una televisora local para denunciar públicamente. En el video habla destrozada, con su casa al fondo en cenizas:

ya me golpeó, ya me quemó mi casa, ¿qué es lo que están esperando?, ¿qué me mate?”

Carlos Peña asesinó a Lucero el 19 de agosto de 2011, por la mañana, frente a la lavandería donde ella trabajaba. Sus hijos siguen sin entender cómo es que las autoridades no investigaron, no protegieron y, un año después, tampoco han logrado encontrar al asesino de su mamá.

Las pulseras recién adquiridas por el Instituto Chihuahuense de las Mujeres buscan prevenir estas muertes anunciadas. Las autoridades de ese estado  podrán otorgar como medida cautelar brazaletes electrónicos para los agresores y un aparato pequeño para las víctimas que emitirá un sonido de advertencia que podrán escuchar ambos cada vez que estén a ciertos metros de distancia.  Simultáneamente, la policía recibe una señal y puede comunicarse con el agresor, a través del brazalete advirtiéndole que debe alejarse. Si el hombre no obedece o intenta acercarse más, la policía actúa. Esta tecnología de alerta podría salvar vidas.

Sin embargo, también podría ser utilizada por algunos hombres como una herramienta de control, vigilancia y tortura psicológica, actividades que comúnmente realizan los agresores. Ellos podrán acercarse, seguirlas,  y comprobar dónde están diariamente ,  y enviar el mensaje atemorizante: “sé dónde estás”, y luego retirarse, ante la advertencia de la policía.

La efectividad de esta novedosa idea sólo podrá evaluarse con el tiempo. Las opiniones de las mujeres que han sido agredidas, amenazadas de muerte, y que serán usuarias de esta tecnología deben ser tomadas en cuenta. El programa piloto debe monitorearse y evaluarse rigurosamente para, en su caso, corregirlo, o de probarse exitoso, ampliarse a otros lugares del país.

Cuando las mujeres denuncian a su agresor, aumenta severamente el peligro para ellas por lo que la respuesta institucional no debe dilatarse, como sucede en la mayoría de los casos. Por ello, las autoridades deberán, de una vez por todas, creerles brazalete_digital a las mujeres que denuncian y actuar con la debida diligencia para protegerlas, y eso no se soluciona con tecnología. El otorgamiento de la medida cautelar debe ser prácticamente inmediata en caso de peligro, para que realmente se logren salvar vidas. Como cualquier iniciativa novedosa, genera muchas expectativas e interrogantes, pero sin duda, son este tipo de programas creativos los que se deben de experimentar, en lugar de conformarnos con el enfoque tradicional y añejo de las autoridades para abordar el tema de la violencia de género.

La apuesta por políticas creativas y de segunda generación en el tema de género es de celebrarse. Ojalá que en los próximos años, podamos decir que estas pulseras lograron prevenir  feminicidios , y digamos  también que hay menos agresores y menos víctimas porque se priorizó la inversión efectiva para prevenir la violencia de género, desde edades tempranas.  Ojalá.


[1] Infografía de Mukira, con base en datos del INEGI-ENDIREH 2011.

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